Mi pequeño Paraíso...

Ayer, después de semanas de correr y correr, por fin pude detenerme. Sentarme, relajarme, descontracturarme... Así poco a poquito, mientras mi cabeza buscaba una tregua de los pensamientos diarios, buscando como siempre perderse en alguna historia de fantasía: Me senté en mi cómodo futón, con una cobijita en las piernas, pijama, luz tenue, cigarrillos a un costado y nuevamente García Márquez en mis manos...
Escuché una guitarra, la guitarra practicante de mi marido, con aquellos sonidos que reconozco a fuerza de escucharlos una y otra vez... Levanté la mirada y mis ojos recorrieron uno a unos los espacios de mi hogar, respiré y la música que salía de esas manos prodigiosas se confundío con mis pensamientos, la sentí entrar por mis poros y por mi aliento...
¡Todo era perfecto! Mi mundo, mi lugar y mis afectos. Todo estaba bien, entonces caí en la cuenta de que eso que había soñado lo estaba viviendo, detalle a detalle, con su simplicidad y su grandeza, no faltaba nada... gracias a dios pude hacer esa pausa y reconocerlo. Si, todo eso que anhelé desde siempre se había convertido en realidad... Volví a respirar y agradecí a cielo por haberme regalado mi pequeño paraíso.
0 comentarios